martes, 31 de marzo de 2015

DOMINGO SANTA MARÍA EGIPCÍACA - 5° DOMINGO DE CUARESMA

"En este santo 5to. Domingo de Cuaresma, llamado domingo de Santa María Egipcíaca, es una memoria que nos recuerda que al Cielo accedemos por la conversión...

Qué sabio, qué amoroso que es Dios cuando nos señala las faltas cuando podemos cambiarlas, que nos señala, que nos marca el buen camino. Hoy tenemos culturalmente algunas costumbres horribles, por lo menos en la Argentina. Cuando alguien nos enseña algo, nos enojamos porque nos está retando. Esa es la disposición de alguien que se quiere ir al infierno, enojarse porque le enseñan. Y mucho más enojarse porque lo ayudan a caminar derecho, revelarse. Eso es un movimiento diabólico, esa es una pasión diabólica. "Me sacaron de mi pereza, yo estaba cómodo". Eso es una mala pasión. Y eso nos impide muchas veces a nosotros permanecer en la Iglesia. Nos convulsionamos cuando las cosas no se someten a nuestro capricho. Y de capricho en capricho no se va al Cielo.

Santa María lo entendió. Ella cuando no era santa, que era de esa clase de persona que nosotros diríamos: "¿ésta vino a la Iglesia?". Alguien de esas que nosotros consideramos mucho peores que nosotros. Y sin embaro ella entendió perfectamente lo que Dios le quería decir. No sólo eso, sino que se lo tomó tan a pecho, que vivió una vida de sacrificio y de oración tan grande, que hoy es nuestro ejemplo. Esa que nosotros miramos con el ojito así, de soslayo, diciendo, mmm! Esa. Esa entendió tan claro lo que Dios quiere y el amor de Dios que hoy es nuestro ejemplo, hace siglos, esto pasó hace como 1500 años.

Entonces, yo puedo decir: "claro, no! pasa que yo me mandé muchas macanas en mi vida, seguro que voy a ser un cristiano de segunda categoría". No. Cristiano de segunda categoría es aquel que es tibio, que se queda afuera porque no entrega el corazón. El problema no es haber pecado, el problema es no entender el amor de Dios, que nos lleva al arrepentimiento. ¿Para qué, para hacernos sentir mal?. No. Para liberarnos de la enfermedad, de la tristeza, de la esclavitud de este mundo, de la superficialidad, de la malicia, de la pereza, para despertar en nosotros todas las disposiciones para poder llevarno al Reino de los Cielos, porque el que quiere salvarnos el Él. El que descendió por una escalera llamada María, hasta este mundo, llamada Madre de Dios, bajó por su seno, y que volvió al Padre subido al árbol de la Cruz, Él es el que quiere salvarnos; que nos corrige, nos enseña, nos alimenta, nos nutre, nos despioja, nos desparasita, no solo nos alimenta, nos limpia, nos sana, pero hemos de seguir las indicaciones del Médico...."



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